El futuro estaba escrito bajo nuestros pies



El libro 'Orígenes', de Lewis Dartnell, desgrana todas las claves que han determinado la historia de la humanidad… mirando hacia el suelo. 

Cuando se plantea ante una audiencia acerca de quién construyó las pirámides de Egipto, no será difícil encontrar a alguien que asegure sin ruborizarse que fueron obra de extraterrestres. Probablemente, matizará sus palabras, hablará de "tecnologías de los dioses" puestas al servicio del ser humano y de arcanos conocimientos transmitidos a través de dios quién sabe qué carambola oculta en las brumas de la historia.

La inmensa mayoría, es de esperar, acertará en la respuesta: fueron sin duda los antiguos egipcios. Sin embargo, no están totalmente en lo cierto. Y es que hay un matiz importante: efectivamente, fueron los egipcios quienes calzaron piedra sobre piedra los fabulosos monumentos erigidos en la meseta de Giza y otras partes del país del Nilo, pero ese fue el trabajo fácil. Lo realmente difícil llevó mucho más tiempo; en esencia, los verdaderos constructores fueron los foraminíferos, unos pequeños microorganismos cuyos cadáveres en forma de concha acabaron depositados en los márgenes someros del mar de Tetis, en el Eoceno temprano, hace entre 40 y 50 millones de años. De ahí surgió la caliza que posteriormente llegarían a emplear los faraones para erigirse un panteón con el que posturear ante sus súbditos y ante el más allá. Ahí es nada. 

Es solo un ejemplo del tipo de mirada empleado por Lewis Dartnell, astrobiólogo y profesor de Comunicación de las Ciencias de la Universidad de Westminster (Reino Unido) para mirar al pasado desde la óptica de las geociencias en su última obra, Orígenes, cómo la historia de la Tierra determina la historia de la Humanidad (Debate).

Si anteriormente Dartnell había hecho un imaginativo repaso a las bases tecnológicas de nuestra civilización en Abrir en caso de apocalipsis, también en Debate, y había ahondado en su especialidad científica en Vida en el universo, publicado por Alianza, el reto que se ha planteado ahora es igualmente ambicioso: repasar la historia de la humanidad desde el punto de vista de las fuerzas que han modelado el planeta.

Desde el mismo origen de la humanidad en el cuerno de África hasta la influencia de los recursos minerales a la hora de determinar el voto en los diferentes distritos electorales de Estados Unidos y Gran Bretaña, Dartnell desgrana poco a poco las claves geológicas y geográficas que han determinado el devenir de nuestra especie.

Dartnell ayuda a que tomemos conciencia de en qué medida dependemos de este punto azul pálido que orbita una pequeña estrella.

El autor no se ha contentado con explicar la influencia de las placas tectónicas a la hora de favorecer el asentamiento de las grandes civilizaciones, o en detallar cómo los vientos dominantes han propiciado las rutas comerciales marítimas que han dibujado la configuración geopolítica del mundo actual, sino que explica de forma amena y comprensible el origen de los diferentes recursos minerales en los que se sustenta la civilización, desde el sílex que nos permitió acceder a nuevas presas e incipientes tecnologías hasta las tierras raras en las que se basan casi todos los grandes avances de la revolución de la microtecnología en nuestros días.

Como cualquier obra que se centra en un enfoque concreto, es inevitable que en ocasiones el libro peque de cierto determinismo a la hora de explicar algunos procesos históricos. Por ejemplo, a la hora de destacar el papel de los molinos de viento de los Países Bajos en el surgimiento del capitalismo, la supuesta influencia de la geografía costera en la configuraciones de las civilizaciones un lado y otro del Mediterráneo o la importancia de las variables climáticas a la hora de explicar la caída del Imperio Romano de Occidente.

Sin embargo, y al contrario de lo que puede achacarse a otros autores como Jared Diamond o Robert Kaplan, Dartnell no pretende sentar cátedra ni elaborar una teoría académica elaborada con sus propuestas, sino más bien acercar las Ciencias de la Tierra al gran público. Dartnell ayuda a que tomemos conciencia de en qué medida dependemos de este punto azul pálido que orbita una pequeña estrella. El propio autor lo explica en un broche final en el que sólo necesita cuatro palabras: "La Tierra nos hizo".

Texto: Juanma Gallego

El futuro estaba escrito bajo nuestros pies El futuro estaba escrito bajo nuestros pies Reviewed by Juanma Gallego on julio 09, 2019 Rating: 5

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